Una negociación puede ser más efectiva si es una negociación afectiva.
Hemos comprobado en la práctica que ser un negociador frío e intransigente no te garantiza mejores resultados. Todo lo contrario.
Sabemos que un buen negociador debe utilizar su conocimiento legal y técnico y toda su experiencia para lograr el objetivo que su cliente pretende.
Pero además estamos convencidos que generar vínculos de empatía entre las partes involucradas nos ayuda a comprender el «porqué» de la posición de cada una frente a situaciones complejas. Y desde ahí, abrir la puerta a posibles soluciones.
¿Sirve ser inflexibles en la defensa de los argumentos técnicos que avalan nuestra postura sino somos capaces de lograr que la otra parte los comprenda y los acepte?
Nosotros creemos que no.
Por eso, nuestra manera de ser abogados está centrada en colaborar para que el cliente logre su bienestar, sin descuidar los vínculos con todas las partes. Sentimos que podemos lograr mayor eficiencia y eficacia en beneficio de nuestros clientes, y a un menor costo (no sólo económico).
No somos abogados débiles cuando empatizamos con los demás. Buscamos ser una versión mejorada.
¿Vos que pensás?
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